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“La grasa se quema en la hoguera de los carbohidratos” Quien nunca ha leído esta expresión en algunos libros o la ha escuchado de algunos profesores, los maestros y los médicos se refieren a la ineficiencia de realizar el ejercicio aeróbico estando en ayuno. En general, ellos afirman que la quema de grasa solo ocurre en la presencia de hidratos de carbono, es decir, después de un período de ayuno de aproximadamente 7-9 horas. De acuerdo con ellos, no es buena idea realizar actividad aeróbica moderada para potenciar la quema de grasa, pues la reserva de azúcar en el cuerpo es insuficiente para un proceso de este tipo.

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En mi experiencia prescribiendo la actividad física con exactitud, se observa todo lo contrario. Vale destacar que no sólo es la práctica la que confirma una mayor quema de grasa cuando se realizan ejercicios aeróbicos estando en ayuno. El investigador sueco Torbjorn Åkerfeldt, afirma que se puede perder tres veces más grasa realizando ejercicio en la mañana, en ayunas, en comparación con la misma actividad promovida por la tarde después de las comidas. Akerfeldt recomienda algunas horas de ayuno antes de la actividad. En esta situación, cree Akerfeldt, que el cuerpo no tiene demasiada azúcar almacenada para llegar a ser solicitado como fuente de energía, es decir, que tendría que ir directamente a las reservas de grasa para el suministro de energía, para así poder completar la actividad.

En un estado alimentado, la fuente predominante de energía, es la reserva de azúcar en el hígado y en los musculo, y la mayor participación de las grasas, se produce sólo después de 20-25 minutos de actividad. En el estado de ayuno, debido a las bajas reservas de azúcar, la principal fuente de energía son las grasas.

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En ayunas, la participación de las proteína se mantienen entre 5-15% en el proceso de generación de energía, es decir, la pérdida de masa muscular no es intensa, siempre y cuando no te excedas en el tiempo del ejercicio y posiblemente utilices algunos suplementos para reducir el riesgo de perder masa muscular.

Cabe destacar que el propósito del ayuno no es la mejora del rendimiento aeróbico, pero si en optimizar en mayor medida la quema de grasa. Es importante destacar que siempre te debes asesorar si piensas intentarlo de esta manera e ir introduciendo gradualmente el ayuno en tus ejercicios aeróbicos, ya que no todas las personas se adaptan fácilmente a las actividades de esa naturaleza. En el estado de reposo, el cuerpo puede adaptarse al ayuno con cierta facilidad, pero durante los ejercicios, la situación puede no ser tan simple. Muchas personas no consiguen adaptarse de manera eficiente al ayuno aeróbicamente y puede incluso producirse un desmayo, como una reacción de defensa del organismo. Por lo tanto, se debe tener mucho cuidado al introducir este tipo de propuesta. Por lo general, se recomienda a las personas aparentemente sanas, comenzar con una duración relativamente corta e ir aumentando el tiempo, según sea su respuesta a la actividad física.

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Un consejos que podrías probar en esta actividad, es la utilización de algún termogénico antes de iniciar la actividad aeróbica, con el fin de potenciar la quema de grasa. La ingesta de 500 ml de agua para prevenir la deshidratación, puesto que el agua drena fluidos a las células, evitando la descomposición de proteínas y administrando aminoácidos de cadena ramificada (BCAA) anteriormente, con el objetivo de disminuir la pérdida de masa muscula.

Dado lo anterior, es evidente que realizar actividad aeróbica en ayuno es más eficaz, si se tiene como objetivo, una mayor quema de grasa, sin embargo, siempre hay que tener cuidado de no excederse en el tiempo, en la intensidad y en el uso prolongado de esta técnica, como dice el dicho: “todo en exceso es malo”.

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