¿Alguna vez has tenido problemas para dormir? No dormir o no poder hacerlo se convierte en esa terrible experiencia que al día siguiente nadie soporta. El sueño es un proceso altamente reparador para el cuerpo y la mente.
Muchas veces siento envidia por aquellos que se ven tan bien descansados y que tienen un montón de energía de sobra… Independientemente de que tengas una vida ocupada y una lista llena de tareas por cumplir, no tomarse el debido tiempo para descansar y posponerlo a cada rato es la base para que muy probablemente desarrolles problemas en la salud física, estado de ánimo, seguridad y en últimas la función cerebral.
Te invitamos a que hagas un esfuerzo con estos sencillos consejos ya qué, puedes mejorar tu calidad de sueño tan solo haciendo algunos cambios en tu estilo de vida.
CALCULA LA CANTIDAD DE SUEÑO:
Haz el seguimiento de las horas que duermes cada noche y la cantidad de horas en las que tienes una descarga de energía; así, puedes promediar la medida de sueño que necesitas regularmente para sentirte bien.
ACOMODA TU DORMITORIO:
Como un santuario del sueño. Deber ser un lugar oscuro, tranquilo, fresco, cómodo y con almohadas; para asegurarnos que en la noche no entre la luz exterior, opta por persianas opacas o cortinas pesadas.
ESTABLECE UN HORARIO:
Constante mientras fijas la cantidad de sueño que tú y tu cuerpo necesitan, ve a la cama y levántate a la misma hora todos los días. Puedes variar ese horario los fines de semana pero trata de mantener una diferencia de una hora o menos; de lo contrario, interrumpes los ritmos cardiacos de tu cuerpo.
¡FUERA TECNOLOGÍA!:
No lleves tu computador u ordenador portátil, teléfono u otros dispositivos a la cama contigo; la luz de estos elementos puede alterar tu reloj interno y otras funciones de tu cuerpo. Así que apágalo o déjalo fuera de tu habitación.
RELÁJATE:
Antes de acostarte, evita actividades o conversaciones emocionalmente perturbadoras. En su lugar establece rutinas tranquilas que estimulen el sueño: tomar un baño caliente, hacer yoga o estiramientos suaves, escuchar música relajante…
EVITA LAS COMIDAS PESADAS:
Tener un estómago demasiado lleno puede interrumpir el sueño. Trata de comer con unas horas de antelación y evita los alimentos picantes en la noche; si te da hambre puedes intentar con unas galletas integrales con queso o un plato de cereal con leche, que calman la serotonina e inducen el sueño.
EVITA LOS ESTIMULANTES:
Como la cafeína y la nicotina durante por lo menos 4 horas antes de acostarse, también es importante eludir el alcohol (aunque puede causar sueño en un principio, con el tiempo actúa como estimulante produciendo micro – despertares y afectando la calidad del sueño en general).
LEVÁNTATE DE LA CAMA:
En caso de que no puedas dormir. Ve a otra habitación para leer o hacer algo que te relaje para finalmente “caer rendida (o) en los brazos de Morfeo”; de lo contrario, podrías llegar a asociar tu cama con no dormir… Y es exactamente lo que no queremos que pase.
LUZ DEL DÍA:
Es mejor exponerse a la luz natural durante 20 minutos en la primera hora de la mañana que recibirla por la ventana, esto ayudará a mantener el reloj interno estable y marcando correctamente además de llevar una rutina de sueño saludable.