Después de que la potencia mundial creciera durante tres décadas seguidas a un ritmo impresionante, finalmente se podría ver estancado en gran medida.
Con el aumento de los salarios, la inestabilidad laboral, la deforestación o devastación del medio ambiente y el robo de las ideas o copias de productos. China ya no es un país atractivo para las empresas de occidente; la tecnología también ha eliminado la ventaja de costes laborales, por lo que las empresas están buscando maneras de llevar su alto valor de fabricación de nuevo a Estados Unidos y Europa.
China es consciente de que ha perdido su ventaja, y sus líderes quieren usar las mismas tecnologías para dar fuerza a este campo industrial. En mayo de 2015, China puso en marcha un plan de diez años llamado Made en China 2025, que se basará en modernizar sus fábricas con las tecnologías avanzadas de la fabricación, tales como la robótica, la impresión en 3-D e Internet Industrial.
La potencia mundial oriental ha hecho de esto una prioridad nacional y se está enfocando en hacer grandes inversiones en este campo. La provincia de Guangdong indicó que se comprometerá a gastar 150 millones de dólares, todo este capital para equipar sus fábricas con robots industriales y crear dos centros dedicados a la automatización avanzada.
Después de todo, los robots estadounidenses trabajan tan duro como los robots chinos. Estos no se quejan ni podrían unirse a los sindicatos. Todos ellos consumen la misma electricidad y hacen exactamente lo que les dicen. No tiene sentido económico para la industria estadounidense el envío de materias primas y componentes de electrónica de todo el mundo a China, para que los robots las produzcan y luego sean enviados de vuelta, si estos van a tener el mismo costo.