Desde tiempos remotos se conoce el efecto benéfico que tiene la música tanto para quien la practica como para quien la disfruta. Reza un antiquísimo refrán que “la música aplaca las fieras”. Quizá no se refiere literalmente a los animales sin domesticar. Muy probablemente el refrán se refiere al apaciguamiento de las pulsiones humanas ya sea en el orden de lo fisiológico, de lo emocional o de lo que en la contemporaneidad se denomina energía.
Existen prácticas musicales inscritas en el dominio de la biomúsica que ponen de manifiesto el beneficio que el sonido en el triángulo cuerpo, mente, emoción y energía.
El componente corpóreo se refiere a la dimensión física del ser humano. Se ha evidenciado el beneficio del sonido en todos los sistemas del organismo. El sonido, el pulso, el volumen, el tono y el ritmo, están asociados a la experiencia de bienestar en el sistema cardiovascular, digestivo, muscular, neuronal e incluso en el sistema digestivo. El uso de terapias de biomúsica, redunda en la disminución de todo tipo de tensión experimentada a nivel orgánico.
En el componente mental se incluyen todos los eventos asociados a los sentimientos, emociones, pasiones y también al proceso y contenido de la cognición. La intervención de la biomúsica en este dominio tiene que ver con el aquietamiento de las emociones de una manera consciente; también con la introspección que permite la comprensión de los propios sentimientos y pasiones así como la reflexión que se sucede de estas experiencias. Se encontró que los niños que participan de sesiones de biomúsica tienen adecuados niveles de concentración que redundan en un mejor desempeño académico. Igualmente, experimentan emociones, sensaciones y pensamientos favorables hacia sí mismos y hacia el entorno.
A nivel de lo denominado energético, los biomúsicos precisan que se trata de un nivel de conciencia de unidad e integración con la totalidad de los elementos de la realidad. Se trata también de la identificación de los patrones destructivos de la propia vida, conductas asociadas al consumo de sustancias psicotrópicas, alcoholismo o cualquier otro tipo de adicción. La toma de conciencia de estos patrones permite alcanzar una visión de conjunto de sí mismo en un entramado de relaciones que conlleva la aceptación de la propia historia para generar modificaciones significativas.
La músicoterapia y la biomúsica como una de sus especialidades, consiste en la exposición de las personas a diferentes estímulos sonoros. La transición del sonido a través del ritmo, tono, volumen, melodía y armonía, estimula la producción de respuestas orgánicas, mentales y energéticas que activan diferentes áreas del cuerpo y generan bienestar. En la medida en que el bienestar es consciente y sostenido en el tiempo, se alcanzará un estado de sanidad interior que puede facilitar el éxito concomitante de otras intervenciones clínicas.